¿Qué es una bancarrota personal ?
La solución concursal afecta principalmente a las personas jurídicas inscritas en el Registro Mercantil como empresa unipersonal, pero también pueden utilizarla las personas físicas. Esto se conoce como bancarrota personal.
Las personas físicas, que por lo tanto no están inscritas en el Registro Mercantil, están sujetas a determinadas condiciones:
- Deben ser capaces de demostrar su sobreendeudamiento
- El deudor también debe demostrar que no se ha podido llegar a un acuerdo amistoso con los acreedores individuales. La bancarrota personal es la última solución posible para una persona endeudada.
- El deudor también tiene que pagar alrededor de 4.000 francos suizos en costas. De hecho, el procedimiento para una quiebra personal involucra a un juez, la oficina de quiebras y varias otras publicaciones oficiales con el SOGC (Boletín Oficial de Comercio de Suiza).
No dude en consultar este artículo si desea obtener más información sobre la diferencia entre deuda y sobreendeudamiento.
Por lo tanto, si las personas afectadas por el sobreendeudamiento y la insolvencia se ven incapaces de pagar sus deudas y demandas, pueden declarar su situación y su deseo de presentar un concurso de acreedores personal en la oficina de cobro de deudas de su región.
A continuación, la oficina de cobro de deudas correspondiente iniciará el procedimiento concursal.
Este procedimiento consiste en elaborar una lista de todos los acreedores del deudor y llegar a un determinado acuerdo con ellos. Este acuerdo, en la medida de lo posible y en la medida en que lo permita la ley, consistirá en embargar los bienes valiosos del deudor con el fin de pagar en la medida de lo posible a sus acreedores y, por tanto, a sus deudas. Estos activos pueden ser tanto objetos como bienes inmuebles.
Consecuencias de la bancarrota personal
La bancarrota personal puede tener un efecto beneficioso en el nivel de vida de la persona endeudada, además de ofrecer una mejor protección legal.
Cuando una persona es declarada en quiebra, las demandas pendientes y las incautaciones contra el deudor quedan automáticamente en suspenso.
Por lo tanto, el deudor ya no podrá recibir una orden de pago con respecto a las deudas contraídas antes de la quiebra.
En lo que respecta a una persona jurídica, responsable de una empresa, esta última lamentablemente ya no podrá utilizar los activos de su empresa y, por lo tanto, continuar dirigiendo la empresa, porque estos activos serán considerados embargables por la oficina de quiebras.
No obstante, cualquier trabajador que haya recurrido al concurso de acreedores podrá continuar con su actividad y disponer libremente de su salario.
Sin embargo, es importante saber que declararse en bancarrota no es una forma drástica de reducir su deuda.
Al final del procedimiento concursal, si no se han liquidado todas las demandas del deudor mediante el embargo de bienes, el deudor recibirá un certificado de incumplimiento que mostrará la cantidad impagada, representando así el pagaré.
Este certificado de impago permitirá a los acreedores, durante 20 años, reiniciar el procedimiento de ejecución de deudas en el futuro, en caso de que la situación financiera del deudor mejore y desee volver a reclamar lo que le corresponde.
Por lo tanto, la bancarrota personal corresponde a una suspensión de sus deudas, y no a una cancelación.
La mejor alternativa después de la bancarrota
Cuando un procedimiento concursal ha finalizado y todavía hay saldos en las escrituras de impago, vale la pena volver a ponerse en contacto con los acreedores para negociar la implementación de un acuerdo de pago que finalmente podría permitir al deudor liquidar todas sus deudas, o incluso negociar a la baja los certificados de incumplimiento de los activos.
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