22.04.2025

Estrés por deudas: cuando tus finanzas están afectando tu salud

Fatiga, ansiedad, desánimo... El estrés relacionado con la deuda es una realidad demasiado común. Descubra cómo anticiparlo, salir de él y por qué una buena gestión del presupuesto y un crédito bien supervisado pueden marcar la diferencia.

 

Un mal invisible pero muy real

Entre los pagos mensuales que deben realizarse, los costosos imprevistos y la presión financiera diaria, muchas personas se enfrentan a un estrés cada vez mayor. Este estrés de la deuda puede convertirse rápidamente en una pesada carga psicológica.

Y este fenómeno no solo afecta a las personas en mayor precariedad. Incluso con un trabajo, una vivienda y un ingreso regular, es posible sentirse abrumado financieramente.

Casi una de cada seis personas en Suiza vive cerca del umbral de la pobreza, una cifra que no hace más que subrayar la realidad de estas presiones económicas, a menudo silenciosas.

A la larga, este estrés puede provocar muchos efectos: fatiga crónica, insomnio, ansiedad, irritabilidad, pérdida de motivación o comportamientos de riesgo.

En definitiva, actúa tanto en la mente como en el cuerpo, y acaba impactando tanto en la vida personal como en la profesional.

 

Pasos sencillos para recuperar el control de tu presupuesto

Cuando se trata de finanzas, algunos hábitos simples pueden marcar una diferencia real. Comience por hacer una declaración clara de sus ingresos y gastos. Esto le permitirá identificar rápidamente las fuentes de tensión y comprender a dónde va realmente su dinero.

En base a esto, puede elaborar un plan de presupuesto, incluso uno básico. Este marco le ayuda a establecer prioridades y limitar los gastos innecesarios. Este suele ser el primer paso hacia un alivio tangible.

Además, recuerde reservar una pequeña cantidad cada mes. Incluso una suma simbólica puede, con el tiempo, crear una red de seguridad tranquilizadora. El objetivo no es ahorrar mucho, sino recuperar algún tipo de control.

Por último, no dudes en hablar de ello. Ya sea un familiar de confianza, un asesor o una plataforma especializada, el simple hecho de verbalizar tus dificultades puede traer un alivio real y abrir vías concretas para soluciones.

Empresas como Solvable apoyan a las personas con dificultades para gestionar sus deudas y negociar con sus acreedores.

De este modo, Solvable puede consolidar sus créditos, negociar con terceros, poner fin a los recordatorios escritos y, a largo plazo, garantizar que las bases de datos como la ZEK estén actualizadas para que su historial financiero esté limpio.

 

Crédito: Una solución, no una carga

Un préstamo puede ser una herramienta útil cuando está bien pensado. Te permite financiar una necesidad, unificar tus deudas o superar un periodo complicado. Pero debe ser coherente con su situación real y su capacidad de pago.

Aquí es donde un socio fiable y responsable marca la diferencia.

En Milenia, creemos que el crédito debe aliviar, nunca estresarse. Es por eso por lo que hemos basado nuestro enfoque en valores simples:

  • Claridad: entiendes cada paso, cada número, cada consecuencia.
  • Sencillez: solicitud 100% online, rápida y sin compromiso.
  • Responsabilidad: Te apoyamos con consejos honestos y respetuosos.
  • Calidad: te siguen asesores capacitados, atentos y profesionales.

Conclusión: No está solo

El estrés relacionado con la deuda no es inevitable. Se puede anticipar, aligerar e incluso superar con las herramientas y el apoyo adecuados. Si te sientes abrumado, debes saber que existen soluciones y que nunca es demasiado tarde para actuar.

Milenia está aquí para apoyarte en cada paso del camino.

 

 

 

 



Ejemplo de cálculo: préstamo de CHF 10.000. Un tipo de interés anual efectivo de entre el 4.9% y el 10.95% y un plazo de 12 meses resultan en unos intereses totales de entre CHF 261.80 y CHF 615.20. Plazo: 6-120 meses; tipo de interés anual máximo (incluidos todos los gastos del crédito) del 10.95%. La concesión de un crédito está prohibida siempre que conlleve el sobreendeudamiento del consumidor. (Art. 3 de la Ley federal suiza sobre la competencia desleal)