Algunos lo llaman una revolución en la forma en que pensamos sobre nuestras compras, otros creen que es simplemente una aceleración de una tendencia ya establecida. ¿Cómo es realmente? ¿Cuáles son las consecuencias?
Fondo
A finales de 2019, recibimos noticias inquietantes de China sobre un virus altamente transmisible. Sin embargo, la vida sigue y perseveramos en ir a restaurantes, pasear por las estanterías de las tiendas, organizar nuestras veladas en la ciudad y concertar nuestras citas con nuestro médico, nuestro peluquero, nuestro entrenador deportivo...
¿Trabajo? En la oficina, por supuesto. O en el campo, en las instalaciones del cliente, dependiendo de la naturaleza de nuestra función.
¿Escuela, guardería? Abiertos y listos para recibir a nuestros hijos.
Todo eso está cambiando en 2020. Todos nos estamos moviendo hacia un nuevo entorno de trabajo, guardería, ocio y compras... Este entorno es nuestra casa, nuestro apartamento y, para algunos, su habitación.
¿El vínculo con el mundo exterior? Nuestro smartphone, redes sociales, tablet u ordenador.
¿La consecuencia? Un mayor uso de nuestros medios tecnológicos para avanzar hacia una apariencia de normalidad en un contexto que ya no era normal. Ola tras ola de nuevos hábitos pronto nos abrumarán.
La 1ª ola
Electrónica y suscripciones digitales.
De un día para otro, muchos trabajadores están asumiendo sus responsabilidades desde casa. A menos que tenga el equipo necesario proporcionado por su empleador, comprenderá rápidamente que hacer 10 reuniones al día a través de Skype en su teléfono inteligente no funcionará.
Vas a Fust y te sorprendes, falta de cámaras, menos ordenadores portátiles y una explosión en la demanda de medios de comunicación que facilitan lo que se convertiría en la norma... teletrabajo.
¿Gastos imprevistos? Un crédito de compra y listo.
La 2ª ola
La comida, por supuesto. Los supermercados seguían abiertos, pero una masa de consumidores recurrió a los pedidos a distancia con entrega a domicilio o a la recogida de productos en el aparcamiento del establecimiento elegido.
Piensas, ¿por qué yo no? Sin suerte, no hay más espacios disponibles. Esperas pacientemente para poder entrar en un horario aceptable y esperarás mucho tiempo.
El pago en efectivo desaparece, el pago con tarjeta se convierte en el maestro.
La 3ª ola
¿Qué hago con mis hijos?
De repente te das cuenta de lo imposible que es trabajar correctamente con niños pequeños mientras aceptas un trabajo a tiempo completo... No solo tenemos que mantenerlos ocupados, sino que también tenemos que regular el acceso a las tareas y cursos que ahora están disponibles en línea.
Algunos padres modelo tienen éxito donde la mayoría no lo hace. Por supuesto, hablamos de la otra pantalla que está cobrando toda su importancia en este periodo de confinamiento, la televisión. A los niños les encanta, a los padres no tanto pero...
Por lo tanto, los canales con multitud de programas originales se convierten en una solución. Los accionistas de Netflix, Disney+, Amazon y otros se frotan las manos.
Además, es muy fácil. En solo unos pocos pasos, puede agregar el servicio a su suscripción. Swisscom se encargará del resto.
La 4ª ola
Cómodamente sentados en el sofá, los restaurantes y bares están cerrados... ¿Qué tal una comida a domicilio?
Los ciclomotores y las bicicletas eléctricas están en auge. Por deporte, por supuesto, pero también por los cientos de repartidores que se apresuran a entregar hamburguesas, pizzas, sushi y otros platos pedidos a distancia.
Excitar las papilas gustativas y calentar la tarjeta de crédito.
La 5ª ola
Salud. Frecuencia cardíaca, presión arterial, nivel de oxigenación, gasto calórico, niveles de azúcar... Todos estos datos están ahora al alcance de su mano a través de diversas aplicaciones digitales.
Durante esta pandemia, muchas personas han optado por invertir en la autogestión de su salud. Con el objetivo de anticiparse a las enfermedades en lugar de curarlas, este nuevo enfoque da un lugar privilegiado a los relojes, cinturones y gafas conectados. Ahora tenemos acceso a una enorme base de datos personal que nos permite rastrear, comparar, informar y, en el caso de la telemedicina, asesorarnos sobre las mejores prácticas a implementar.
Los servicios financieros también se vieron influidos por el crecimiento de las solicitudes en línea. Créditos, préstamos, comparadores de hipotecas, pedidos de tarjetas de crédito... Los proyectos personales adquirieron cierta magnitud a medida que el tiempo que pasábamos en pareja o en familia fomentaba los intercambios y el desarrollo de nuestros planes de vida.
Pedir un préstamo nunca ha sido tan fácil. Todo se realiza en línea sin necesidad de ir a una sucursal.
¿Qué significa esto para los proveedores de servicios?
En primer lugar, si no eres capaz de ofrecer un servicio digital a tus clientes, date prisa.
Luego, si dispones de herramientas que te permitan trabajar digitalmente con tus compradores, tus suscriptores, tus partners... No estás solo.
En un mundo en el que todo es fácilmente accesible, en el que la navegación sencilla e instintiva por las plataformas digitales es un requisito previo y en el que hay varios métodos de pago disponibles y seguros, hay que hacerlo mejor que la competencia.
Por supuesto, no se trata solo de una cuestión de inversión y recursos técnicos. Saber anticiparse a las necesidades del mañana (esta pandemia ha acelerado las tendencias anunciadas), saber ofrecer servicios de calidad, integrales y... respetando sus compromisos (plazos, precio, calidad, entrega, etc.) ... son esenciales para destacar entre la multitud.
La pandemia terminará algún día, todos volveremos a las actividades presenciales, pero abandonar nuestra pizza a domicilio mientras vemos Netflix mientras seleccionamos la próxima compra en IKEA.ch no es para mañana.
Para bien o para mal.